Resiliencia y fatiga
Reciclaje de metales
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RECICLAJE DE METALES El reciclaje es la obtención de materias primas a partir de desechos, introduciéndolos de nuevo en el ciclo de vida. Se produce ante la perspectiva de tres factores: el agotamiento de recursos naturales, la eliminación eficaz los desechos y la rentabilidad económica de la actividad. La mayor parte de los metales que existen se pueden fundir y volver a procesar. Los residuos metálicos se clasifican en dos tipos:
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CADENA DE RECICLAJE
La cadena de reciclado posee varios eslabones:
- Origen: que puede ser doméstico (RSU) o industrial (RSI)
- Recuperación: que puede ser realizada por empresas públicas o privadas. Consiste únicamente en la recolección y transporte de los residuos hacia el siguiente eslabón de la cadena
- Plantas de transferencia: se trata de un eslabón que no siempre se usa. Aquí se mezclan los residuos para realizar transportes mayores a menor coste (usando contenedores más grandes o compactadores más potentes)
- Plantas de clasificación (o separación): donde se clasifican los residuos y se separan los valorizables
- Reciclador final (o planta de valoralización): donde finalmente los residuos se reciclan (acerías, papeleras, plastiqueros,...), se almacenan (vertederos) o se usan para producción de energía (incineración, biogás, cementeras,...)
La tendencia en la actualidad es la de separación en origen, que permite reducir los costes económicos a los entes públicas y empresas privadas. Además está obligado por la Ley 10/1998 de residuos en España, tanto para los RSU como para los RSI.
METALES FÉRRICOS
Son los que tienen mayor demanda comercial. El uso de chatarra de hierro ahorra el 62 % de energía respecto a la producción con mineral de hierro, además de gran cantidad de agua y evitar mucha contaminación.
Existe una red de chatarreros a nivel nacional, que recolecta y acopia el material que proviene de automóviles y electrodomésticos desguazados, de construcciones, y también de la basura urbana, donde este tipo de materiales constituye alrededor del 3%.
La chatarra recibida en la planta de reciclaje llega generalmente mezclada y sucia. Es necesario, por lo tanto, verificar que no existan elementos contaminantes o peligrosos, como material bélico o recipientes cerrados de gas, entre otros. Luego, la chatarra es tomada por un gigantesco electroimán el que, gracias a las propiedades magnéticas del hierro, además de seleccionarla, se traslada hasta la cesta, un enorme recipiente de acero ultrarresistente.
La cesta introduce su carga de chatarra a un horno eléctrico, donde se logra el paso del estado sólido (chatarra) al estado líquido (acero líquido), mediante la energía liberada por un arco eléctrico entre tres electrodos de grafito. Mediante la inyección de oxígeno y la introducción de un carburante para generar más energía, se logra fundir todo el metal. La escoria, más liviana, flota sobre el acero líquido, del que es separada. Una vez que el acero líquido está libre de escoria, se vierte en otro recipiente, denominado cuchara de colada, donde se termina de ajustar la composición química definitiva. Posteriormente, en esta cuchara se transporta hacia unos anillos refrigerados con agua donde entra el acero líquido por la parte superior y sale por la parte inferior continuamente. Este proceso es conocido como colada continua y permite producir las palanquillas, las que posteriormente son laminadas para producir barras de acero. |
METALES NO FÉRRICOS
Suelen ser metales de alto valor como el aluminio, cobre, plomo y el oro o el platino de los equipos electrónicos. Por ello se realiza un gran esfuerzo en su recuperación, ya que ahorra grandes cantidades de materias primas muy caras y difíciles de extraer además de ahorros energéticos que pueden llegar al 96% para el caso del aluminio. Éste, además, es el metal más frecuente en las basuras domésticas, llegando a proporciones del 1%, y el residuo de aluminio es ligero, no arde ni se oxida y también es fácil de transportar.
La separación de estos metales es más difícil y requiere técnicas más complicadas. Para proceder al reciclaje del aluminio primero hay que realizar una revisión y selección de la chatarra según su análisis y metal recuperable para poder conseguir la aleación deseada. La chatarra preferiblemente se compactará, generalmente en cubos o briquetas o se fragmentará, lo cual facilita su almacenamiento y transporte. Al aluminio reciclado se le conoce como aluminio secundario, pero mantiene las mismas propiedades que el aluminio primario. |
La preparación de la chatarra descartando los elementos metálicos no deseados o los inertes, llevarán a que se consiga la aleación en el horno de manera más rápida y económica.
Para saber más:
Asociación para el reciclado del aluminio